Publicado el 3 noviembre 2019
Hoy es una mañana muy especial, hemos dormido junto al monasterio de Thiksey y despertado de madrugada para sumergirnos en las oraciones matutinas que allí se realizan, es simplemente espectacular poder formar parte de esa atmósfera.
Dejamos el valle de Indo para afrontar diferentes pasos de montaña a más de 5000m. La ruta nos lleva entre escarpadas montañas que nos muestran paisajes únicos que nos hace imaginar cómo puede ser la vida en estos lugares.
Llegando a Tso Kar divisamos manadas de caballos que corren a nuestro alrededor mostrando una curiosidad hacia nosotros, como si ellos quisieran jugar a desafiarnos a una carrera. Impresionados por la belleza del lugar llegamos a nuestro destino donde pasaremos la noche junto al lago Tso Kar, considerado el lago salobre más alto del mundo.
Pero poco antes de atardecer Raúl se percata que dos integrantes del grupo, entre ellos Nacho, han decidido subir una de las colinas colindantes. Una pequeña hazaña que en condiciones normales no entraña ningún riesgo, pero debido a la altitud 4650m, la claridad del entorno por la falta de humedad hace ver las cosas lejanas como cercanas y lo más importante, la llegada de la noche, hace que Raúl vaya a intentar persuadir el intento de llegar a la cima de la montaña.